La dicha del perdon:
Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. – Salmo 32:1–2
Esta escritura comienza con la palabra “bienaventurado”, esta palabra significa doblemente bendecido. Dios ofrece una doble porción de su bendición y está dispuesto a perdonar nuestros pecados. Esta es una oferta que está disponible para todos sin excepción. Todo ser humano es elegible para recibir este tipo de bendición porque todo ser humano cumple con el pre-requisito para recibir perdon; todos somos pecadores.
Todos somos pecadores y todos necesitamos ser perdonados. Romanos 3:10 lo dice bien claro: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno”
Esta oferta que Dios extiende a toda la humanidad tiene al menos tres beneficios:
- Nuestra transgresión ha sido perdonada. Todo lo que hemos hecho con premeditación y conocimiento y la consecuencia de esa acción, Dios está dispuesto a perdonar. Él no nos va a pagar como merecemos.
- Nuestro pecado ha sido cubierto. Fuera de vista. Dios está dispuesto a poner nuestro pecado en un lugar donde no puede volver a ser usado para señalarnos. Nuestra vergüenza ha sido cubierta.
- No seremos culpados y por la tanto no seremos condenados por nuestra iniquidad.
La dadiva refleja al dador. Esto es asombroso, maravilloso, y para muchos difícil de creer; pero es verdad, la Biblia así lo enseña. Sin embargo, Dios espera una respuesta de nuestra parte y el pone un pre-requisito para todo aquel que quiere recibir estos beneficios. La última parte del versículo dos dice que esto es para todo aquel en cuyo espíritu no hay engaño. Esto quiere decir que si yo no me estoy engañando a mi mismo, entonces puede recibir este regalo. Si yo no soy uno de esos que por tener un espíritu de engaño dice: “yo estoy bien, yo no he hecho nada malo. yo soy una buena persona, hay mucha gente peor que yo.”
El que sea transparente y honesto delante de Dios es aquel quien puede recibir esta doble bendición.
Y tú? Estas dispuesto a recibirla? Deseas de corazón recibir esta doble bendición con estos tres beneficios.
En este momento, lee Salmo 32:1–2 en vos alta y deja que El Espiritu Santo te ministre. Luego, ora y dale gracias a Dios por su perdon.