Esta es la historia de una jovencita que un día se enamoró de un joven extranjero con quien se casó y vivieron felices por diez años, hasta que el murió, desafortunadamente no tuvieron hijos, así que ella quedo sola con su suegra, en esos años hubo una escasez en donde vivían, por lo que Nohemi (suegra de Ruth), decidió regresar a su pueblo, entonces Ruth se fue con ella aventurándose a lo desconocido a un lugar donde viviría como extranjera, dejando atrás a su familia y su comodidad…, en medio de la angustia y de la incertidumbre, del dolor y el miedo, en el momento de mayor tribulación en su vida, Ruth descubre el valor de la amistad, Nohemi y Ruth ahora sólo se tenían una a la otra, como dice la palabra hay amigos que son más que hermanos. (Proverbios 18:24 RVC), y eso fueron la una para la otra.
La vida de Ruth nos enseña a caminar confiadamente en el Señor, independientemente de la etapa que estés pasando, escrito esta: “no tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha. (Isaías 41:10)
La historia termina cuando ellas llegan a ese otro lugar, al pueblo de Mohemi, pues fue ahí donde Dios bendijo a Ruth y le restituyo todo cuanto había perdido, no sólo le dio esposo, si no hijos y riqueza, cambió su tristeza en gozo de nuevo.
Yo no se por lo que tu estas pasando hoy, pero si te digo, que ¡este año es un año de puertas abiertas, que nadie podrá cerrar!, tú no estás sólo, cuando piensas que Dios ya se olvidó de ti y no escuches más su voz, es porque el está trabajando, y más grande será tu gloria postrera que la primera. Camina confiado de la mano de tu padre celestial, pon tu confianza en El, y recuerda que no duerme el que te cuida. (Salmos 121:1-8).