Cuando era pequeña siempre soñaba que un día tendría un auto nuevo, así que un día le pedí a mi padre que me lo comprara, el sabiamente me dijo: “claro que sí, cuando tengas la edad y la madurez para manejarlo y estés consciente de la responsabilidad que conlleva te lo daré”.
Yo era muy pequeña y no entendí nada, sólo sabía que su repuesta era SI y eso era suficiente, yo confiaba plenamente en mi padre, porque el me amaba mucho y siempre cumplía sus promesas…., así transcurrieron algunos años hasta que cumplí 15, en mi país se acostumbra hacer una gran fiesta cuando una niña cumple esa edad, entonces papa me pregunto que tipo de fiesta quería, yo le respondí que prefería el auto que me prometio, pues según yo ya era grande y madura, el me dijo: “bueno aunque pudiéramos comprarlo, no podrás obtener tu licencia de conducir ya que aún no eres mayor de edad…,me temo que tendrás que esperar”.
Esta vez yo no me quede tan contenta, pero su explicación hacia sentido, me gustara o no, mi padre tenía razón, así que no me quedo otra más que ¡esperar!. Tiempo más tarde termine la universidad y pensé: ¡esta vez mi padre no tiene excusa!, “¡me lo merezco!, todos estos años he esperado pacientemente, he sido buena hija, tengo excelentes calificaciones, en fin!…, ¡ahora si no me lo puede negar!, si lo hace sería muy injusto”.
Para mi sorpresa, lo hizo!, me dijo que sólo me faltaba un pasito más: esforzarme y ser valiente (Josué 1:1-9), y le dije: (muy enojada por cierto), ¡no se a que te refieres, explícame que falta si ya lo he hecho todo y he esperado mucho tiempo!, el tranquilamente se sentó a mi lado, me abrazo y me dijo: -te falta aprender a ganarte el dinero para comprarlo y aprender a valorar tu vida y la de las personas a las que vas a llevar en el auto.
Por supuesto llore, grite, me enoje, y al final me olvide del asunto…, pero como dije al principio ¡mi papa me ama y siempre cumple sus promesas!. Hace apenas unos años compre un auto nuevo, (me tomo cuatro años pagarlo por cierto), cuando al fin lo liquide, mi padre me pregunto si pensaba venderlo y comprar un modelo más reciente y yo le dije: ¡estas loco!, este auto me ha costado mucho sacrificio, me lo quedare por un tiempo…, el me miro a los ojos, me abrazo y susurro a mi oído: “Estoy muy orgulloso de ti, haz aprendido la lección, hoy es el día, sal porque tu promesa (el auto) te esta esperando afuera…”
Sí Dios dijo, el hará…, sólo tienes que esforzarte y ser valiente. Espera, tu promesa ya esta en camino, recuerda que sus tiempos son perfectos y su voluntad es buena, agradable y perfecta.
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