En general, todo el mundo quiere ser feliz. Pero estos últimos días son “difíciles de manejar” veamos en 2 Timoteo 3:1-5
1 ESTO también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: 2 Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad, 3 Sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 Traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; 5 Teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita.
Hay muchas cosas que hacen infeliz a la gente, como las injusticias, la mala salud, el desempleo o la muerte de seres queridos. Hasta los siervos de Dios pueden desanimarse y poco a poco ir perdiendo el gozo. Si este es nuestro caso, ¿cómo podemos recuperarlo?
Para responder esta pregunta, primero debemos entender qué es realmente el gozo y cómo algunas personas lo han mantenido a pesar de los problemas. Luego, veremos qué hacer para conservarlo e incluso aumentarlo.
¿QUÉ ES EL GOZO?
Estar gozoso no es lo mismo que estar alegre. Pongamos un ejemplo. Una persona que toma demasiado alcohol tal vez se ría mucho. Pero, cuando se le pasa la borrachera, deja de reírse y recuerda que todavía tiene muchos problemas. Su alegría era temporal. No era gozo de verdad (Prov. 14:13). Aun en la risa tendrá dolor el corazón; Y el término de la alegría es congoja.
El gozo es algo muy diferente. Es un sentimiento profundo de felicidad o placer que se experimenta al poseer o esperar algo bueno. Sentir gozo significa sentirnos felices sin importar que las circunstancias sean buenas o malas (1 Tes. 1:6) Y vosotros fuisteis hechos imitadores de nosotros, y del Señor, recibiendo la palabra con mucha tribulación, con gozo del Espíritu Santo:
De hecho, una persona puede sentirse mal por algo y aun así sentir gozo. Por ejemplo, los apóstoles recibieron azotes por hablar de Cristo, pero la Biblia dice que “se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor del nombre de él” (Hechos 5:41). Claro, no sintieron gozo por los azotes, sino por haber permanecido fieles a Dios.
Nadie nace con gozo ni lo cultiva de manera automática. ¿Por qué no? Porque el gozo auténtico forma parte del fruto del Espíritu Santo de Dios. Este Espíritu nos ayuda a cultivar “la nueva personalidad”, que incluye el gozo (Efes. 4:24; Gál. 5:22). Y, cuando tenemos gozo, enfrentamos mejor las preocupaciones de la vida.
EJEMPLOS QUE QUEREMOS COPIAR
Cuando Dios hizo la Tierra, quería que todo fuera bueno, no que sucedieran las cosas malas que vemos hoy. Aunque es cierto que la gente actúa mal, él no ha perdido el gozo. La Palabra de Dios dice: “Fuerza y gozo están en su lugar” (1 Crón. 16:27). Además, su corazón se regocija al ver las cosas buenas que hacen sus siervos (Prov. 27:11).
¿Cómo podemos copiar el ejemplo de Dios? No preocupándonos en exceso cuando las cosas no salen como esperábamos. En vez de perder el gozo, centrémonos en lo bueno que tenemos ahora y esperemos con paciencia a que las cosas mejoren.
En la Biblia, hallamos muchos ejemplos de siervos de Dios que conservaron el gozo en situaciones difíciles. Uno de ellos fue Abrahán. Él tuvo que enfrentar problemas causados por otras personas, así como situaciones que pusieron en peligro su vida (Gén. 12:10-20; 14:8-16; 16:4, 5; 20:1-18; 21:8, 9). Pero nunca perdió el gozo. ¿Por qué no? Porque siempre tuvo clara en la mente la esperanza de vivir en el nuevo mundo bajo el gobierno del Mesías (Gén. 22:15-18; Heb. 11:10). Jesús dijo: “Abrahán el padre de ustedes se regocijó mucho por la expectativa de ver mi día” (Juan 8:56). Nosotros podemos seguir el ejemplo de Abrahán si meditamos con gozo en todo lo bueno que disfrutaremos en el futuro.
Tal como Abrahán, el apóstol Pablo y su compañero Silas se centraron en las promesas de Dios. Gracias a que tenían una fe fuerte, mantuvieron el gozo cuando enfrentaron situaciones difíciles. En cierta ocasión, les dieron una terrible paliza con varas y los metieron en la cárcel. La Biblia dice que, “como a la mitad de la noche, Pablo y Silas estaban orando y alabando a Dios con canción” (Hech. 16:23-25). Además de sacar fuerzas de su esperanza, sentían gozo porque estaban sufriendo por el nombre de Cristo. Si queremos copiar su ejemplo, debemos tener siempre presentes los buenos resultados de servir a Dios con fe (Filip. 1:12-14).
Hoy también tenemos muchos buenos ejemplos de hermanos que han mantenido el gozo pese a los problemas. Hermanos que pierden todo lo que tienen en huracanes y terremotos y aun asi alaban a Dios porque su esperanza esta centrada en la vida eterna, no en la vida de este mundo pasajero y perecedero.
RAZONES PARA TENER GOZO
La mayor razón que tenemos para sentir gozo es nuestra amistad con Dios. Conocemos al Rey del universo. Él es nuestro Padre, Dios y Amigo (Sal. 71:17, 18).
Otra razón que tenemos para sentir gozo es que estamos vivos y podemos disfrutar de la vida (Ecl. 3:12, 13). Además, como Dios nos ha atraído a él, sabemos cuál es su voluntad y qué desea que hagamos (Col. 1:9, 10). Gracias a ello, nuestra vida tiene verdadero propósito y un rumbo definido. En cambio, la mayoría de las personas no tienen claro el sentido de la vida. Pablo destacó este contraste cuando dijo: “‘Ojo no ha visto, ni oído ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman’. Pues es a nosotros a quienes Dios las ha revelado mediante su espíritu” (1 Cor. 2:9, 10). Comprender el propósito y la voluntad de Dios es otra razón que tenemos para sentir gozo.
Veamos otras cosas que Dios ha hecho por su pueblo. Ha dado lo necesario para que nuestros pecados sean perdonados (1 Juan 2:12). Y por su misericordia nos ha dado la esperanza de vivir en un nuevo mundo, que está cada dia mas cerca (Rom. 12:12). Incluso ahora nos da una hermosa hermandad con la que podemos adorarlo (Sal. 133:1). Además, la Biblia nos asegura que Dios protege a su pueblo de Satanás y los demonios (Sal. 91:11). Si meditamos en todas estas bendiciones de Dios, cada vez sentiremos más gozo (Filip. 4:4).
CÓMO AUMENTAR NUESTRO GOZO
¿Es posible aumentar el gozo? Jesús dijo: “Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes y su gozo se haga pleno” (Juan 15:11). Estas palabras nos muestran que siempre podemos sentir más gozo. El gozo es como un fuego. Si queremos que una hoguera arda más, debemos alimentar el fuego echándole más leña. De manera parecida, si queremos que nuestro gozo aumente, tenemos que alimentarlo con el Espíritu de Dios. Por ello, sigamos pidiéndole a Dios de su Espíritu y meditemos en la Biblia, que fue inspirada por Espíritu Santo (Sal. 1:1, 2; Luc. 11:13).
Otra manera de aumentar nuestro gozo es centrándonos en hacer lo que le agrada a Dios (Sal. 35:27; 112:1). ¿Por qué decimos esto? Porque él nos creó para que hagamos su voluntad. La Biblia nos dice: “Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre” (Ecl. 12:13). Por eso, lo más natural es que servir a nuestro Señor nos haga felices.*
BENEFICIOS DE TENER GOZO
Si tenemos gozo, no solo nos sentiremos bien por dentro, sino que experimentaremos otros beneficios. Por ejemplo, cuando servimos alegres a nuestro Padre celestial a pesar de los problemas, lo agradamos (Deut. 16:15; 1 Tes. 5:16-18). El gozo verdadero nos lleva a rechazar el materialismo y nos impulsa a hacer más sacrificios por el Reino (Mat. 13:44). Los buenos resultados de estos sacrificios harán que tengamos más gozo, que nos sintamos mejor con nosotros mismos y que nos centremos en hacer más felices a otras personas (Hech. 20:35; Filip. 1:3-5).
Además, si aumentamos nuestro gozo, es muy posible que eso beneficie nuestra salud. La Biblia dice: “Un corazón que está gozoso hace bien al cuerpo” (Prov. 17:22, nota). Un investigador médico de la Universidad de Nebraska hizo una afirmación que concuerda con la Biblia. Dijo: “Si en la actualidad usted está feliz y satisfecho con su vida, es muy probable que en el futuro disfrute de una mejor salud”.
Como hemos visto, aunque vivimos en tiempos muy difíciles, podemos sentir verdadero gozo. Para ello tenemos que obtener el Espíritu Santo orando, estudiando la Biblia y meditando en ella. Además, si queremos aumentar nuestro gozo, debemos reflexionar en las bendiciones que disfrutamos, imitar la fe de otros siervos de Dios y esforzarnos por hacer la voluntad de Cristo. Así podremos experimentar lo que dice el Salmo 64:10: “El justo se regocijará en Jehová y verdaderamente se refugiará en él”.
“…porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10).
OTROS VERSICULOS QUE HABLAN DEL GOZO EN EL CRISTIANO.
“Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de nosotros” (Mateo 5:12).
“Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:20).
“Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega” (Juan 4:36).
“De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo” (Juan 16:20).
“También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:22).
“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Romanos 12:15).
“Y otra vez dice: Alegraos, gentiles, con su pueblo” (Romanos 15:10).
“De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (1ª Corintios 12:26).
“…no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad” (1ª Corintios 13:6).
“Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros” (2ª Corintios 13:11).
“Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido” (Gálatas 4:27).
“¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún” (Filipenses 1:18).
“Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo” (Filipenses 2:17).
“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro” (Filipenses 3:1).
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocíjate!” (Filipenses 4:4).
“Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia” (Colosenses 1:24)
“Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios” (1ª Tesalonicenses 3:9).
“Estad siempre gozosos” (1ª Tesalonicenses 5:16).
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas” (1ª Pedro 1:6).
“…a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1ª Pedro 1:8).
“…sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1ª Pedro 4:13).
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado” (Apocalipsis 19:7).
CONCLUSION
Dios es un Dios de gozo, un ‘Dios feliz’, si pudiéramos decirlo así. Él se goza en Su creación y en forma especial se goza en la salvación de los pecadores perdidos. Si somos hijos de Dios, entonces estamos sintonizados con Su personalidad y con Su corazón y es así que nos caracterizamos también con el gozo. Este gozo viene de Dios y es entregado a través del Espíritu Santo, a cada cristiano. “El gozo del Señor” debería caracterizar nuestro servicio y nuestra adoración. Es un gozo que será mucho mayor en el cielo, un gozo en el cual entraremos allá en el cielo. Para los cristianos, el gozo no es una opción, pues se nos ha ordenado a experimentar y a expresar gozo, como cristianos.
Podrán pensar que la falta de gozo es uno de los males menores; pero no es así. Dios habló del pecado de Israel como uno evidente por la falta de gozo.